El escenario elegido para la ocasión fueron los alrededores de Zafra (Extremadura). En concreto, el embalse de Alange, los roquedos de Oliva de Mérida, la Sierra Grande de Hornachos, el río Matachel y Arroyo Conejos. Para un gallego como yo, una comarca casi exótica, y absolutamente fascinante. Más aún si la recorres, como fue nuestro caso, de la mano de profesionales de la talla de Adolfo, Almudena y Fernando, de la empresa Naturaleza del Sur. Un lujo.
Comenzó la primera jornada en la misma Zafra, con un paseo teatralizado cuyo protagonista era nada menos que Don José Álvarez Guerra, abuelo de Antonio y Manuel Machado y uno de los naturalistas más destacados del S. XIX español.
Antes cenar nos esperaba una detallada explicación por parte de Xavier Esteller de las novedades que incorpora el novísimo BTX. Sobre todo, el sorprendente sistema binocular que permite observar a través de un telescopio como si lo hicieras por unos prismáticos: con ambos ojos muy abiertos.
Durante nuestro recorrido probamos el BTX y el resto de equipos de Swarovski con collalbas negras y vencejos reales, un águila perdicera muy-muy lejana, pagazas, fumareles, roqueros solitarios de lo más cantarines...
La sensación es totalmente diferente. Según el módulo de objetivo elegido (ATX o STX; en los que se encaja como cualquiera de los monoculares de la casa), el BTX ofrece un aumento de 30x (en las piezas de 65 mm y 85 mm) o 35x (en la de 95 mm). Eso sí, no admite zoom. A cambio, esos aumentos se pueden incrementar hasta los 50x o 60x utilizando el multiplicador de aumentos ME 1,7x, un accesorio opcional.
Aquí está Abel Julien, del ICO, analizando el nuevo equipo:
Mis dos ojos, además de abiertos, permanecían asombrados cada vez que miraba por el binocular. ¡Buff, qué calidad! Y sobre todo mientras lo hacía manejando la fluida rótula PTH para seguir un pájaro. Entonces mi reacción era echar las manos al propio binocular y manejarlo casi como unos prismáticos prácticamente suspendidos ante mí. Así fue como se me ocurrió lo de “prismascopio”.
Pero claro, es mucho más telescopio que prismáticos. De hecho, el peso del BTX es un pequeño inconveniente si has de ascender con él hasta cierta altura:
Por seguir con los peros, el precio viene a ser "algo" más elevado que esa ladera de la foto.
Debo confesar que no me rendí del todo a la novedad de Swarovski Optik hasta que no tuve a media distancia un triguero, más tarde un roquero solitario y luego una cogujada montesina. En cada uno de esos casos hubiese pasado mucho más rato contemplando aquellas aves. Por comunes que fueran, nunca las había observado así.
Quizá fue por eso que un rato después, mientras miraba por uno de los equipos con un ocular clásico y apuraba el zoom, me detuve a pensar: ¿Cuánto tiempo de mi pajareo dedico sólo a contemplar?
Mmmmh...
Pajarear bien es afán de conocimiento, competición sana, curiosidad entusiasta, urgencia o espera anhelantes... Ahora, gracias al BTX, va a ser además contemplación nutritiva. De la que alimenta mejor al pajarero que eres. Y para eso lo mejor es usar todo tu propio equipo, claro: ambos ojos.
Muchas gracias a todo el equipo de Esteller (suyas son estas fotos), Swarovski Optik y Naturaleza del Sur por estas estupendas horas en el sur de Badajoz, y a los compañeros y compañeras de excursión por la compañía y las animadas charlas.
¡Y también a aquella águila perdicera, por posarse en un risco tan alto para poner muy a prueba los equipos!