¿Llegaremos a conocer el resultado total, en términos de unidades, metros, etc., de esos informes periciales? Es probable que no. ¿Quién se iba a dedicar a sumar todo eso?
Aunque sería una buena idea.
¿Cuántos bancos había en el perímetro litoral de España antes de este invierno, y cuántos quedan? ¿Y farolas, y papeleras...? Datos numéricos como estos, aparentemente anecdóticos, podrían ser útiles por ejemplo para:
- Recapacitar sobre si es oportuno persistir en amueblar toda la costa posible, incluso a kilómetros de zonas urbanas.
- Conocer, por comparación, si nuestra costa está más amueblada, o menos, que la de otros países de nuestro entorno, y según el resultado explicarnos por qué.
- Saber cuáles son las Comunidades Autónomas, provincias y municipios con mayor porcentaje de litoral amueblado, y también por qué.
- Reflexionar acerca de nuestro concepto y nuestra percepción de la orilla del mar.
- Saber cuánto costará en total reponer todos esos muebles, y valorar cuántos de ellos son verdaderamente necesarios, y cuántos no.
- Valorar, en consecuencia, si ese gasto de reposición no podría destinarse a partidas con mayor incidencia a largo plazo en el propio litoral. Por ejemplo, la educación ambiental sobre la costa y el cambio climático de quienes hoy son escolares y mañana serán ciudadanos adultos y decisores.
- Decidir, en caso de que este tipo de rachas seguidas de temporales se conviertan en habituales en invierno (tal y como pronostican diferentes previsiones en relación con el cambio climático), cuántas veces vamos a seguir reponiendo muebles en el litoral antes de darnos por vencidos.
- Saber si los responsables de decidir acerca de todo esto estarán dispuestos a levantar muros similares a pólders en torno a las zonas más afectadas, en lugar de ponerse a combatir el cambio climático.
Y cosas de ese tipo.
El pasado viernes el periódico británico The Guardian publicaba la portada que pego abajo, a propósito de las fuertes inundaciones de Reino Unido. Su titular dice "El cambio climático está aquí. Podría derivar hacia un conflicto global. Pero los políticos se pierden en discusiones sobre el tema". El artículo lo firma Nicholas Stern, de la London School of Economics, y se puede leer aquí.
¿Imagináis a un medio español del tamaño de The Guardian dedicando una de sus portadas a un titular así? ¿Por qué será que más bien no? ¿Por qué será que un porcentaje muy elevado de sus lectores tomarían esa verdad científica como una opinión?
Yo creo que la respuesta a estas preguntas puede estar escrita en esas decenas de miles de muebles que saturan la costa.
Para explicar qué quiero decir debo acudir al Blowin’ in The Wind de Dylan:
"¿Cuántas papeleras debe haber en una costa
para que sea una costa limpia?
¿Cuántas farolas deben iluminar un paseo marítimo
Para pasear junto al mar de noche?
¿Cuántos kilómetros de barandillas deben subrayar el horizonte
Para que sepamos lo lejos que está?"
Etcétera. Y el estribillo sería:
“La respuesta, amigo mío,
Está escrita en los muebles,
Estáaaaaa escrita en los muebles”.